En 1984, el astronauta Bruce McCandless II hizo historia al realizar una de las caminatas espaciales más audaces jamás vistas. Durante la misión STS-41B, McCandless se convirtió en el primer ser humano en aventurarse en el espacio sin una cuerda de seguridad que lo conectara a la nave. Con solo su unidad de maniobra tripulada (MMU) a su disposición, flotó libremente en el vacío del espacio, a merced de los controles de propulsión de su traje que disparaban chorros de nitrógeno para dirigir sus movimientos.
Esta asombrosa caminata espacial lo convirtió en «el primer satélite humano», orbitando la Tierra durante 1 hora y 22 minutos mientras el planeta giraba majestuoso bajo sus pies. Con dos palancas a los lados de su MMU, Bruce controlaba su desplazamiento con destreza, lanzándose hacia cualquier dirección que deseaba.
El piloto de la misión, “Hoot” Gibson, fue quien capturó las icónicas fotografías de este momento único. Con una cámara Hasselblad, Gibson documentó la histórica aventura mientras McCandless flotaba en el espacio, protagonizando algunas de las imágenes más emblemáticas de la exploración espacial. “Fui el único miembro de la tripulación que no tenía absolutamente nada que hacer mientras Bruce flotaba allí”, recordó Gibson, una pausa que aprovechó para inmortalizar la hazaña.
Esta hazaña audaz de McCandless representó un hito inolvidable para la humanidad, un paso hacia el futuro de la exploración espacial y una muestra de cómo el coraje y la tecnología permiten alcanzar nuevos horizontes. Hoy, estas imágenes de McCandless, flotando con valentía en la vastedad del cosmos, nos inspiran y nos recuerdan la inmensidad del universo y el poder de la voluntad humana para conquistarlo.