En medio del creciente compromiso ciudadano con los derechos de los animales, la ciudad de Loja enfrenta un serio problema estructural: solo el 5% de sus mascotas están debidamente registradas. Esta cifra, alarmante y reveladora, pone en evidencia una brecha entre la conciencia social sobre el bienestar animal y la acción concreta que se requiere para garantizarlo.
El registro de mascotas no es un trámite burocrático más. Es, en esencia, una herramienta de control, identificación, seguridad y corresponsabilidad ciudadana. No obstante, los números muestran que el sistema aún no ha logrado consolidarse en la cultura urbana de los lojanos.
❗ Una ciudad con más mascotas que registros
Según datos proporcionados por la Unidad de Gestión Ambiental del Municipio de Loja, se estima que en el cantón habitan más de 40 mil perros y gatos, tanto en domicilios como en situación de calle. Sin embargo, hasta abril de 2025, apenas unos 2.000 animales cuentan con un registro oficial.
La situación genera múltiples complicaciones. Por un lado, dificulta la localización de mascotas extraviadas, y por otro, entorpece el control sanitario, ya que no hay una trazabilidad clara de animales vacunados, esterilizados o con antecedentes de comportamiento agresivo.
Además, el subregistro de mascotas impide el diseño de políticas públicas eficaces. Sin datos, no hay planificación. Y sin planificación, se perpetúa la problemática de la sobrepoblación animal y el abandono.
🐾 Más allá del chip: un compromiso ciudadano pendiente
El registro municipal de mascotas implica varios pasos sencillos: acudir con el animal a una jornada de carnetización, aportar con información básica (nombre, especie, raza, edad, estado de vacunación) y en algunos casos se incluye el microchip de identificación. Este proceso, además de permitir la reunificación en caso de pérdida, también favorece una mejor relación entre el ciudadano y la ciudad.
A pesar de las campañas impulsadas en los últimos años, la apatía y la desinformación siguen siendo obstáculos clave. Muchos dueños de mascotas no conocen el proceso, o bien no le atribuyen la importancia que merece. Para las autoridades, esto es un tema urgente: la fauna urbana no solo implica salud animal, sino también salud pública.
🩺 Salud, seguridad y responsabilidad compartida
Las consecuencias de una baja tasa de registro se sienten en diferentes frentes. El primero y más evidente es la recurrente presencia de animales abandonados en calles, parques y avenidas, lo que incrementa el riesgo de accidentes de tránsito, mordeduras, transmisión de enfermedades y ataques entre especies.
Además, las campañas de vacunación y esterilización se ven limitadas, al no poder identificar zonas de mayor concentración animal. En zonas periféricas de Loja, se ha documentado un incremento en camadas no deseadas y perros comunitarios sin control, lo que desborda la capacidad de refugios temporales y organizaciones animalistas.
🐶 Un llamado a la corresponsabilidad
Las autoridades municipales reiteran su llamado a la ciudadanía para que participen activamente en los programas de registro. Según voceros de la Unidad de Bienestar Animal, “la tenencia responsable comienza por la identificación; no se puede amar a una mascota sin asegurar su protección”.
Para ello, se anuncian nuevas campañas en barrios y parroquias, donde brigadas móviles realizarán registros gratuitos, vacunación antirrábica y charlas sobre tenencia responsable.
La meta a corto plazo es triplicar el porcentaje de animales registrados hasta finales de 2025, aunque para lograrlo será clave la participación activa de dueños, comunidades y medios de comunicación.