Ecuador enfrenta una compleja realidad en cuanto al crimen organizado, donde las mafias carcelarias juegan un papel clave en la estructuración y operatividad del narcotráfico y otras actividades ilegales en el país. Estas organizaciones no solo controlan las prisiones, sino que tienen redes que operan a nivel nacional e internacional, vinculadas con grupos transnacionales de narcotraficantes y actores corruptos dentro del sector público y privado.
Las élites corruptas: El apoyo institucional al crimen organizado
En Ecuador, las mafias carcelarias no operan en un vacío. Están profundamente conectadas con élites corruptas que incluyen a funcionarios de seguridad, miembros del poder judicial, y actores políticos y empresariales. Estos actores proporcionan protección e inteligencia, facilitando las actividades de las mafias a cambio de sobornos y favores políticos. Según Insight Crime, los narcotraficantes de alto nivel, como las redes albanesas y los carteles mexicanos, trabajan de la mano con estas mafias para asegurar el flujo de cocaína en el país. Además, políticos y funcionarios del gobierno utilizan las mafias como una herramienta para ganar votos, recibir financiamiento y mantener el control sobre ciertas áreas del poder.
La corrupción dentro de las instituciones clave del Estado, como la policía y el sistema judicial, permite que los criminales operen con impunidad, lo que refuerza la estructura del crimen organizado. Las mafias carcelarias, al recibir protección de estos actores, tienen acceso a rutas estratégicas y métodos logísticos sofisticados para el tráfico de drogas, convirtiendo al país en un punto clave dentro del tráfico transnacional.
El narcotráfico: Un negocio global operado desde las cárceles
El narcotráfico es una de las principales actividades que alimentan a las mafias carcelarias. Estas organizaciones trabajan con redes internacionales como el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), quienes abastecen de cocaína a las mafias ecuatorianas. Según Insight Crime, estas organizaciones internacionales se apoyan en las estructuras carcelarias para coordinar operaciones logísticas, como el uso de lanchas rápidas, contenedores marítimos contaminados y avionetas para el traslado de droga.
Las mafias carcelarias también tienen conexiones con bandas callejeras que operan en diversos territorios estratégicos de Ecuador, controlando zonas ribereñas, costeras y cercanas a puertos de embarque. De esta manera, las prisiones no solo son centros de reclusión, sino también centros de comando y control para el narcotráfico y otras actividades ilícitas.
Las bandas callejeras: El brazo operativo de las mafias
Por debajo de los líderes de las mafias carcelarias, se encuentran los jefes de zona, quienes dirigen a las bandas callejeras en sus actividades ilícitas. Los llamados “jefes de barrio” son los responsables de ejecutar las órdenes de los máximos líderes y mantener el control social en sus respectivos territorios. Estas bandas, conocidas como “combos”, se encargan de tareas como el microtráfico de drogas, extorsiones, robos y, en algunos casos, asesinatos. Los “gatos”, que forman parte de estas bandas, realizan las tareas más básicas, pero esenciales, para mantener el flujo de las actividades ilegales.
Las bandas carcelarias y su estructura interna
Dentro de las cárceles, las mafias carcelarias operan a través de una jerarquía bien definida. Los “jefes de pabellón” son responsables de la gestión interna de los pabellones y las relaciones con las bandas callejeras fuera de las prisiones. Los “gatos” realizan las tareas operativas, mientras que los “caleteros” gestionan los depósitos ocultos de contrabando. Además, los “come-muertos”, conocidos como sicarios, son quienes ejecutan los crímenes dentro y fuera de las prisiones, actuando como brazo armado de las mafias.
Este complejo sistema de coordinación entre los niveles internos de las mafias carcelarias y sus conexiones externas a través de las bandas callejeras permite que el crimen organizado continúe prosperando en Ecuador, alimentado por el narcotráfico y la corrupción. Las cárceles se han convertido en los centros de mando de una red de crimen organizado que afecta la seguridad y el bienestar de todos los ecuatorianos.
La estructura del crimen organizado en Ecuador es vasta y compleja. Las mafias carcelarias, como Insight Crime detalla, son un eje crucial que conecta el narcotráfico, las bandas callejeras y las élites corruptas del país. Combatir este fenómeno requiere no solo de una respuesta fuerte contra las organizaciones criminales, sino también de una reforma estructural que desmantela las redes de corrupción que alimentan y protegen al crimen organizado desde el poder político y económico.