El 2 de noviembre, Día de los Difuntos, la ciudad de Loja experimentó una notable reactivación económica y social. Esta fecha, profundamente arraigada en la cultura ecuatoriana, se caracteriza por honrar a los seres queridos que han partido, combinando tradiciones ancestrales con prácticas contemporáneas.
Desde las primeras horas del día, los terminales terrestres de Loja estuvieron colmados de viajeros provenientes de diversas ciudades y provincias del país. Muchos retornaron a su tierra natal para rendir homenaje a sus familiares fallecidos, evidenciando la importancia de esta celebración en la identidad lojana.
El comercio local se vio especialmente beneficiado. La venta de arreglos florales, recuerdos y la tradicional colada morada registró un incremento significativo. La colada morada, una bebida elaborada con frutas y especias, acompañada de las guaguas de pan, es un símbolo gastronómico de esta festividad. Los comerciantes locales reportaron un aumento en las ventas, reflejando una economía revitalizada en torno a estas tradiciones.
Los cementerios de la ciudad se convirtieron en puntos de encuentro donde las familias, en medio de flores y oraciones, recordaron a sus seres queridos. Esta práctica, que combina elementos de la fe católica con costumbres indígenas, fortalece los lazos comunitarios y mantiene vivas las tradiciones ancestrales.
Además del aspecto comercial y religioso, el Día de los Difuntos en Loja promueve el turismo interno. Visitantes de otras regiones del Ecuador llegan para participar en las actividades culturales y gastronómicas, contribuyendo al dinamismo económico de la ciudad.
La celebración del Día de los Difuntos en Loja no solo es un acto de memoria y respeto hacia los fallecidos, sino también una oportunidad para la reactivación económica y el fortalecimiento de la identidad cultural de la región.