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Ecuador traslada a 150 presos con tuberculosis a un pabellón especial en el CRS Guayas Nº4: ¿emergencia sanitaria o acción preventiva?

El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad (SNAI) confirmó el traslado de 150 internos diagnosticados con tuberculosis hacia un pabellón especial dentro del Centro de Rehabilitación Social (CRS) Guayas Nº4. Esta medida, adoptada a finales de mayo de 2025, ha generado un amplio debate sobre la situación sanitaria en el sistema penitenciario ecuatoriano y las condiciones de atención médica para los reclusos.

La tuberculosis, una enfermedad respiratoria altamente contagiosa que afecta principalmente a los pulmones, representa un riesgo de salud pública en espacios cerrados y con hacinamiento, como las cárceles. El hacinamiento carcelario en Ecuador, que supera en algunas cárceles el 150% de su capacidad, ha sido un factor determinante para el repunte de enfermedades infecciosas entre la población penitenciaria.

Según el SNAI, la decisión de agrupar a los pacientes en un pabellón exclusivo responde a criterios técnicos y epidemiológicos, con el fin de evitar la propagación del virus entre los privados de libertad y el personal penitenciario. El espacio habilitado en Guayas Nº4 ha sido acondicionado con ventilación reforzada, monitoreo médico permanente y restricciones de contacto con otras personas privadas de libertad.

Un problema de salud estructural

El traslado de los 150 internos no es un hecho aislado. En los últimos años, organizaciones de derechos humanos y entes internacionales han denunciado la crisis del sistema penitenciario ecuatoriano, que no solo enfrenta problemas de violencia y gobernabilidad, sino también de salubridad extrema.

Diversos informes han señalado la falta de medicamentos, demoras en diagnósticos, carencia de personal médico y la inexistencia de protocolos de atención diferenciada. Muchos privados de libertad con enfermedades crónicas o infecciosas no reciben atención continua, lo que agrava sus condiciones de salud y vulnera sus derechos humanos.

En el caso específico de la tuberculosis, se estima que más de 400 internos en todo el país estarían en tratamiento o bajo observación médica por esta enfermedad. El traslado reciente responde, según el SNAI, a un intento por contener brotes que se habrían reportado en varios centros penitenciarios, especialmente en la región Costa.

Reacciones mixtas

La medida ha generado reacciones divididas. Algunos sectores de la sociedad civil la califican como un avance frente al abandono médico que han sufrido los reclusos. Sin embargo, otros la interpretan como una respuesta tardía ante una situación que se habría podido prevenir con una política penitenciaria más proactiva y humana.

Organizaciones como la Defensoría del Pueblo han pedido al Estado garantizar que los internos enfermos reciban no solo atención médica oportuna, sino también condiciones dignas de aislamiento, alimentación adecuada y soporte psicológico.

El Colegio de Médicos del Guayas ha alertado sobre la necesidad de realizar tamizajes periódicos en las cárceles del país, así como garantizar el acceso a medicamentos antituberculosos de primera y segunda línea.

¿Qué sigue?

La emergencia evidencia una verdad incómoda: la salud penitenciaria es una deuda histórica en Ecuador. Las cárceles, además de ser espacios de reclusión, deben ser centros de rehabilitación y reinserción social, lo que implica garantizar derechos fundamentales, incluido el acceso a la salud.

El traslado a Guayas Nº4 puede ser un primer paso, pero expertos coinciden en que debe ser parte de una estrategia nacional de intervención médica penitenciaria que contemple prevención, atención y rehabilitación, con enfoque integral y derechos humanos.

El SNAI anunció que, además del traslado, se implementarán brigadas médicas y campañas de sensibilización sobre enfermedades respiratorias dentro del sistema penitenciario. También se evalúa la posibilidad de alianzas con organismos internacionales para fortalecer la capacidad médica intracarcelaria.

Mientras tanto, las miradas están puestas en el CRS Guayas Nº4, donde hoy 150 internos esperan algo más que una celda: esperan atención, dignidad y la posibilidad de sanar.