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Durán bajo amenaza: banda de extorsión detenida reveló a alias ‘Gato Celi’ como cabecilla de los Chone Killers

El terror que ha golpeado a los comerciantes de Durán, cantón guayasense con las cifras más alarmantes de muertes violentas en Ecuador, ha comenzado a tomar nombres concretos. La reciente captura de cinco presuntos miembros de una banda dedicada a la extorsión de locales de comida no solo representa un golpe táctico contra el crimen organizado, sino que ha expuesto una verdad aún más inquietante: el verdadero rostro detrás del negocio de la violencia es alias ‘Gato Celi’, señalado como uno de los principales cabecillas de la estructura criminal Chone Killers.

Un negocio basado en el miedo y la sangre

Durante meses, decenas de comerciantes de Durán han vivido bajo amenazas constantes. Los extorsionadores exigían pagos mensuales para «garantizar» la seguridad de sus negocios. Pero el mensaje no se quedaba en palabras: junto con panfletos intimidatorios, los delincuentes dejaban partes humanas desmembradas a la entrada de los locales. Un acto de barbarie utilizado como mecanismo de presión psicológica y dominación territorial.

Según las investigaciones lideradas por la Policía Nacional y la Fiscalía, esta práctica fue usada de forma sistemática por una célula de los Chone Killers, una de las bandas criminales más violentas del país. La detención de cinco presuntos implicados no solo permitió confirmar el modus operandi, sino también la jerarquía interna de la organización.

Alias ‘Gato Celi’: el rostro de la extorsión en Durán

Durante los interrogatorios, los detenidos identificaron a alias ‘Gato Celi’ como el cabecilla responsable de orquestar las operaciones de extorsión y violencia en Durán. Según fuentes de Inteligencia, se trata de un individuo con un largo historial delictivo y con vínculos directos con redes de narcotráfico, sicariato y cobro de «vacunas».

Este individuo no solo lidera los esquemas de extorsión, sino que también estaría involucrado en las disputas territoriales entre bandas, lo que explicaría en parte la ola de homicidios que ha golpeado a Durán desde inicios de año.

Durán: la ciudad más violenta de Ecuador

Los datos oficiales no mienten. Durán ha superado incluso a Guayaquil y Esmeraldas en la tasa de muertes violentas per cápita en los primeros meses de 2025. Con decenas de víctimas registradas, muchas de ellas comerciantes, repartidores, pequeños empresarios o incluso adolescentes, la violencia ha alcanzado niveles alarmantes.

La ciudadanía vive con miedo. Los negocios cierran temprano, las ventas han bajado y la confianza en las autoridades se ha visto mermada. En medio de ese ambiente, capturas como la de esta banda criminal representan un alivio, pero también evidencian la magnitud del problema estructural.

Una guerra criminal que se disputa a sangre y fuego

La lucha por el control del territorio en Durán es una de las más feroces en el contexto del crimen organizado en Ecuador. Las bandas como Chone Killers, Los Águilas, Los Fatales, y las ya conocidas Los Tiguerones y Los Lobos, se disputan rutas de droga, zonas de extorsión y distribución de microtráfico.

Alias ‘Gato Celi’ representa una pieza clave en ese tablero de violencia. Su nombre ya circula en los informes de inteligencia policial desde hace varios años, pero su vínculo directo con las recientes extorsiones, y la práctica macabra de usar cuerpos desmembrados como herramienta de intimidación, lo sitúan como uno de los objetivos prioritarios para la fuerza pública.

¿Qué sigue ahora?

Las autoridades aseguran que los operativos continuarán. El ministro del Interior y el comandante general de Policía han prometido redoblar esfuerzos en Durán, incluyendo patrullajes mixtos, mayor presencia militar y un plan focalizado de seguridad ciudadana.

Sin embargo, expertos advierten que el problema no se resolverá solo con capturas. «El crimen organizado en Ecuador ha mutado, ahora no solo es narcotráfico, sino que se ha instalado en la economía, en las calles, en las familias», indica un analista de seguridad. Mientras tanto, la población sigue exigiendo respuestas efectivas y un plan de seguridad que no dependa únicamente de reacciones policiales.