La mañana de este 11 de marzo, Pimampiro, ubicado en la provincia de Imbabura, cuando un deslizamiento de tierra afectó severamente a la parroquia Sigsipamba. El desastre ocurrió en el sector Ramosdanta, un área de difícil acceso, donde el deslizamiento sepultó al menos una vivienda, dejando a varios residentes atrapados entre escombros y causando la desaparición de al menos tres personas.
La magnitud del deslizamiento ha sorprendido a las autoridades locales y a los residentes de la zona. Según informes preliminares, el desprendimiento de tierra bloqueó, además, el cauce de un río cercano, lo que generó un riesgo aún mayor de inundaciones y afectaciones en las viviendas circundantes. Las autoridades de la zona, junto con equipos de rescate, se encuentran trabajando intensamente para localizar a las personas desaparecidas y realizar las labores de remoción de escombros. La geografía de la zona ha complicado las tareas de rescate, debido a la acumulación de tierra y rocas en el área afectada.
A lo largo del día, las autoridades han estado monitoreando los movimientos de tierra en las áreas circundantes, temiendo que otros deslizamientos puedan ocurrir debido a las fuertes lluvias que han azotado la región en los últimos días. El peligro de nuevas afectaciones sigue latente, lo que ha llevado a la emisión de alertas preventivas y evacuaciones en las comunidades cercanas.
En la zona, los esfuerzos de los bomberos, rescatistas y la comunidad han sido clave para intentar salvar vidas. Sin embargo, las condiciones climáticas adversas han dificultado el acceso a la zona del desastre. Por otro lado, los servicios de emergencia siguen luchando contra el tiempo, mientras que las autoridades locales hacen un llamado a la solidaridad para brindar apoyo a los damnificados.
Los residentes de la parroquia Sigsipamba, muchos de los cuales han sido afectados directamente, expresan su temor por la seguridad de sus hogares. Los residentes cercanos al área también se encuentran a la espera de recibir orientación de las autoridades sobre posibles evacuaciones adicionales, en caso de que el clima continúe empeorando.
Este desastre es un recordatorio claro de la vulnerabilidad de las regiones montañosas de Ecuador, donde las lluvias constantes y los deslizamientos de tierra se han convertido en una amenaza recurrente, especialmente en la temporada de invierno.