El centro histórico de Loja, conocido por su riqueza arquitectónica, religiosa y patrimonial, vuelve a ser epicentro de un intenso debate ciudadano. Esta vez, la polémica gira en torno al Monasterio de las Madres Concepcionistas, ubicado en la intersección de las calles Rocafuerte y José Antonio Eguiguren, cuya intervención reciente para habilitar puertas con fines comerciales ha generado posiciones encontradas entre la ciudadanía, autoridades locales y defensores del patrimonio.
🔍 ¿Qué está ocurriendo?
Durante los últimos días, ciudadanos y transeúntes han notado trabajos en una de las fachadas del histórico monasterio. Según confirmó la Dirección Municipal de Patrimonio, se trata de la habilitación de dos accesos peatonales sobre la calle Rocafuerte, donde funcionarán locales comerciales dentro de un área del convento, sin comprometer el espacio de clausura reservado a las religiosas.
Originalmente, el proyecto presentado por el Arzobispado de Loja contemplaba la apertura de cinco puertas para ubicar igual número de locales; sin embargo, tras un proceso de evaluación patrimonial, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) autorizó únicamente dos aperturas, con la condición de preservar la integridad arquitectónica del inmueble declarado patrimonial.
🏛️ Un inmueble cargado de historia
El Monasterio de las Concepcionistas es uno de los espacios religiosos más antiguos de Loja. Fundado en el siglo XVII, ha sobrevivido al paso del tiempo, transformaciones urbanas y los vaivenes de la modernidad. Su valor histórico no es únicamente religioso, sino cultural y arquitectónico, ya que constituye parte del conjunto monumental que configura la identidad colonial de la ciudad.
La orden concepcionista, de clausura femenina, habita el recinto y ha estado tradicionalmente alejada de los asuntos del comercio o la vida pública. Esto hace que cualquier intervención en sus estructuras despierte sensibilidad colectiva y llame a reflexionar sobre los límites entre preservación y desarrollo.
🔄 Opiniones divididas: entre lo patrimonial y lo práctico
La noticia ha desatado un intenso debate en redes sociales y medios locales. Algunos sectores ciudadanos y expertos en conservación del patrimonio se han mostrado preocupados, al considerar que este tipo de intervenciones podrían sentar un precedente peligroso para otros inmuebles históricos.
“No se puede abrir puertas a diestra y siniestra en un bien patrimonial. Esto no es solo una pared, es una parte viva de la memoria urbana de Loja”, manifestó Esteban V., arquitecto y defensor del patrimonio.
Por otro lado, defensores del proyecto señalan que la adecuación de locales comerciales no afecta la vida monástica y podría ser una estrategia económica sostenible para el mantenimiento del monasterio y la subsistencia de las religiosas, quienes enfrentan serias limitaciones económicas.
“¿Qué tiene de malo que se generen recursos por medio de un alquiler? Mientras no se toque la clausura ni se altere el estilo arquitectónico, no hay por qué escandalizarse”, expresó Carmen P., vecina del centro histórico.
📑 ¿Qué dicen las autoridades?
La Municipalidad de Loja y el INPC han indicado que la aprobación se realizó siguiendo los lineamientos técnicos correspondientes. Según consta en el informe de viabilidad, se descartaron las otras tres puertas solicitadas, precisamente para no comprometer la fachada colonial y mantener el equilibrio entre funcionalidad y conservación.
“Es un proyecto controlado. Se ha autorizado lo mínimo para no vulnerar el bien patrimonial. Además, los accesos respetan el lenguaje arquitectónico tradicional”, explicó Mario González, técnico del INPC Zona 7.
🔮 ¿Qué implicaciones tiene este caso?
Este caso plantea una pregunta crucial para el desarrollo urbano y cultural de Loja: ¿cómo se equilibra la necesidad de dinamizar espacios religiosos históricamente cerrados con la obligación de preservar su valor patrimonial?
También evidencia una realidad poco visibilizada: la crisis económica que viven muchos monasterios y conventos, cuyos ingresos han disminuido drásticamente, y para quienes el alquiler de espacios representa una alternativa legítima de autogestión.
📌 Conclusión
La intervención del Monasterio de las Concepcionistas se ha convertido en un caso paradigmático de lo que ocurre cuando el patrimonio, la economía, la fe y la ciudadanía se cruzan en el mismo escenario. El desafío ahora es garantizar que el diálogo entre estas dimensiones se dé con transparencia, criterios técnicos claros y participación ciudadana.
Mientras tanto, las dos nuevas puertas en la calle Rocafuerte ya son parte del paisaje lojeño… y del debate sobre el futuro del Centro Histórico.