El cierre total de la vía Loja–Malacatos, una de las principales arterias que conecta la ciudad de Loja con el sur rural de la provincia, ha desencadenado una grave crisis económica y social en varios sectores productivos y turísticos del cantón Loja. Esta ruta, vital para el comercio y la movilidad de miles de ciudadanos, ha estado cerrada desde hace semanas debido a los constantes deslizamientos de tierra y colapsos parciales provocados por la temporada invernal.
La situación ha impactado severamente a parroquias como Malacatos, Vilcabamba, Quinara y Yangana, cuyos habitantes denuncian pérdidas millonarias por la imposibilidad de movilizar productos agrícolas, abastecer comercios locales, o recibir turistas, especialmente en fines de semana.
El colapso de la economía local
En declaraciones recogidas por medios locales, pequeños productores y comerciantes relatan cómo la paralización del transporte ha impedido que sus productos lleguen a los mercados de Loja y otras ciudades. Frutas, verduras, hierbas medicinales, café artesanal y otros bienes perecederos están siendo desperdiciados por falta de acceso a canales de distribución.
“Teníamos reservas para aguantar unos días, pero esto ya va para largo. Estamos perdiendo nuestra cosecha y nadie nos da una solución”, comentó una agricultora de Quinara.
El sector turístico, especialmente en Malacatos y Vilcabamba, conocidos por su potencial ecológico, gastronómico y de bienestar, también enfrenta una caída drástica en visitas, cancelación de reservas y cierre temporal de hosterías, restaurantes y centros de recreación.
Medidas provisionales y paso controlado
Ante la magnitud del problema, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) ha implementado trabajos de estabilización del talud en el sector Nangora, uno de los más afectados por los deslizamientos. Como medida temporal, este martes 20 de mayo de 2025 se estableció un paso controlado en dos franjas horarias específicas:
- De 05:00 a 08:00
- De 18:00 a 20:00
Esta medida busca aliviar parcialmente la congestión y permitir que ciertos vehículos, especialmente los de transporte de alimentos y pasajeros, puedan circular de forma regulada. Sin embargo, los usuarios reclaman una solución definitiva y la pronta habilitación de rutas alternas para evitar un mayor deterioro de la economía local.
Llamado urgente a la acción
Diversas organizaciones ciudadanas, juntas parroquiales y gremios de transportistas han solicitado al Gobierno Nacional una intervención urgente, con maquinaria pesada, estudios técnicos y una estrategia de reconstrucción a largo plazo para garantizar que esta vía no siga colapsando con cada temporada de lluvias.
Además, exigen mayor presencia institucional, apoyo a los productores afectados y líneas de financiamiento para quienes han visto sus ingresos reducidos drásticamente.
La crisis en la vía Loja–Malacatos no solo evidencia los efectos de una infraestructura vulnerable al clima, sino también la fragilidad de las economías rurales frente a la falta de conectividad. Mientras los trabajos de estabilización avanzan lentamente, miles de ciudadanos siguen en incertidumbre, esperando que las autoridades actúen con la urgencia y responsabilidad que la situación amerita.