La mañana del martes se convirtió en una verdadera fiesta del conocimiento en las instalaciones de la Unidad Educativa Miguel Riofrío. En el marco de la conmemoración por los 130 años de fundación de esta histórica institución lojana, se llevó a cabo una casa abierta que reunió a estudiantes, docentes, padres de familia y autoridades locales en una jornada educativa y cultural donde brilló la creatividad juvenil.
La casa abierta tuvo como propósito mostrar los proyectos escolares desarrollados durante el año lectivo, evidenciando el compromiso de la institución con una educación integral, participativa e innovadora. Aulas transformadas en espacios interactivos, pasillos decorados con maquetas, carteles, exposiciones orales, experimentos científicos y propuestas artísticas dieron vida a una jornada que demostró que el aprendizaje trasciende los libros y se materializa en experiencias reales.
130 años de historia viva
Fundada en 1895, la Unidad Educativa Miguel Riofrío es una de las instituciones más emblemáticas de Loja. Lleva el nombre del intelectual y escritor lojano Miguel Riofrío, símbolo del pensamiento liberal del siglo XIX. Con más de un siglo de trayectoria, la escuela ha sido testigo de profundas transformaciones sociales y educativas, adaptándose a los desafíos del presente sin renunciar a los valores que la constituyen: el respeto, el esfuerzo, la excelencia académica y el amor por la cultura.
“De la tinta al algoritmo” fue el lema que marcó las celebraciones de este aniversario, haciendo alusión al tránsito de la educación tradicional hacia una era digital y tecnológica en la que los estudiantes se forman no solo como receptores de conocimiento, sino como generadores de propuestas para el cambio social.
Proyectos que hablan de una generación consciente
Durante la casa abierta se presentaron decenas de proyectos, organizados por niveles educativos y áreas del conocimiento. En ciencias naturales, los alumnos demostraron experimentos relacionados con energía renovable, cuidado del agua y el reciclaje. En el área de ciencias sociales, las exposiciones giraron en torno a la historia de Loja, la interculturalidad, los derechos humanos y la participación ciudadana.
Por su parte, los proyectos de matemáticas incluyeron juegos didácticos, resolución de problemas cotidianos y aplicaciones prácticas en la economía familiar. El área de lenguaje destacó con dramatizaciones de obras literarias ecuatorianas, escritura creativa y medios digitales escolares.
En el ámbito artístico, los estudiantes presentaron danzas tradicionales, música, teatro y pintura, promoviendo la identidad cultural local. “La creatividad de nuestros alumnos refleja la riqueza de una educación humanista, crítica y sensible”, expresó uno de los docentes presentes.
Comunidad y educación como pilares
Las autoridades institucionales destacaron que esta casa abierta no solo fue un acto conmemorativo, sino una oportunidad para fortalecer los lazos entre la escuela, la familia y la comunidad. “Queremos que la educación sea una experiencia compartida, viva, que dialogue con la realidad y forme ciudadanos comprometidos”, indicó la rectora de la institución.
Padres de familia y visitantes expresaron su satisfacción y orgullo al observar el esfuerzo y la pasión con la que los niños y jóvenes explicaban sus trabajos. “Nos vamos admirados, no solo por la calidad de las exposiciones, sino por la seguridad y madurez con que nuestros hijos se expresan. Se nota que hay un proceso formativo integral”, comentó una madre emocionada.
Proyección al futuro
A sus 130 años, la Unidad Educativa Miguel Riofrío reafirma su rol como semillero de talentos y pilar educativo de Loja. En una época marcada por desafíos sociales, ambientales y tecnológicos, la institución busca mantenerse a la vanguardia de los procesos pedagógicos, fomentando en sus estudiantes el pensamiento crítico, la creatividad, el compromiso social y la defensa de los valores democráticos.
La casa abierta cerró con una emotiva presentación cultural y la entrega de reconocimientos a los proyectos destacados. Sin duda, fue una jornada que confirmó que el legado de 130 años no solo se honra con nostalgia, sino con acciones presentes que siembran futuro.