Promocional

El quehacer literario lojano en la dinámica cultural republicana y Latinoamericana

“A través de las edades, el éxito ha sido de aquellos que perciben las necesidades públicas y saben satisfacerlas”. (Shiller)

Jaime Enrique Celi Correa

Vicente Jaramillo Fierro me ha otorgado el privilegio de escribir la presentación de su libro “Historia de la Música de Loja -Memoria Histórica-“. Empiezo mi cometido confesando mi escaso y fraccionado conocimiento respecto del humano y suscitador quehacer musical, del cual, el maestro belga, Edgar Williams sentenció: “La música es la actividad humana más global, más armoniosa. Aquella en la que el ser humano es, al mismo tiempo, material y espiritual, dinámico, sensorial, afectivo, mental e idealista. Aquella que está en armonía con las fuerzas vitales que animan los reinos de la naturaleza, así como las normas armónicas del cosmos”.

Es preciso empezar haciéndole notar al lector que el propósito del autor, de historiar el quehacer musical de Loja, ciudad y provincia, alentando la esperanza de consolidar la memoria histórica de tan singular actividad, a la vez que codificarla y registrarla para su supervivencia generacional, sin lugar a dudas, le habrá traído no pocos dolores de cabeza  y exigido jornadas inúmeras sin opción al cansancio ni a los renunciamientos. Lo extenso, bien trabajado y nutrida documentación del texto evidencia que el autor ha tributado todo de sí, a fin de ver culminada su plausible y cívica dación en aras de la cristalización, sustentabilidad y persistencia de la proverbial dinámica cultural de la sociedad lojana y de la lojanidad. Entiéndase a esta, como la denotación esencial vertebradora de la identidad de una sociedad cuya historia viva se arraiga, tamiza y construye sobre la base de una consolidada tradición geopolítica y cultural ancestral, de una oralidad de riqueza multiétnica, a la vez que pluricultural inagotable, y de una memoria colectiva retroalimentada y sostenida por la suscitadora e incesante presencia y propuesta de emprendimientos múltiples de progreso y desarrollo tangibles, a la vez que posibles de alcanzarse y ser disfrutados.

Hay que testimoniarlo también, en el aquí y ahora de esta presentación: el trabajo investigativo codificado y expuesto en el libro de Vicente Jaramillo Fierro, desde el punto de vista metodológico, es coherente con el anhelo editorial del autor: elaborar un registro-memoria del quehacer musical lojano. Es en razón de ello que el factum de la fenomenología del quehacer musical lojano está inventariado, registrado y valorado en su dinámica histórica, a la vez que sistematizado y periodizado en el ritmo convencional del criterio generacional. Es gracias a ello que la tarea creativa y protagónica de autores, compositores e intérpretes ha sido prolija y suficientemente registrada, datada y caracterizada, a la vez que contextualizada en el ámbito y tiempo históricos reales de su nacimiento, y en el marco conceptual de la luz que irradian las respectivas teorías sociales y geopolíticas que no solo le dan identidad y justificación, sino sustento, dinámica y direccionalidad.

Es que el factum humano de la creación musical es algo vivo que se da y acontece en el tiempo y en el espacio. Y razón suficiente tiene el autor-investigador de recurrir, a más de su experiencia y protagonismo en el oficio, a la teoría y metodología de la ciencia antropológica, histórica y sociológica para identificarlo; y,  desde la academia, caracterizarlo, valorarlo y consolidarlo como lo que es: elemento esencial y vertebrador del patrimonio tangible e intangible de la Loja ancestral y culta, así como de la lojanidad robusta y perdurable, desde siempre arraigada en el culto a los valores espirituales, éticos y morales del humanismo occidental, de raigambre y esencia cristianas. 

También es de decirlo en estas líneas: el trabajo investigativo del autor le otorga y reivindica al quehacer musical lojano su rango de fenomenología histórica de signo antropológico, cultural y geopolítico, sujeto a la dialéctica dinamia del devenir social; y, por ende, de todo cuanto de predecible e impredecible acontece en él.

Como no puede ser de otra manera, el musical es un quehacer existencial de seres humanos para seres humanos. En cuanto tal, si bien es un quehacer creativo personal-individual, sobremanera, también lo es colectivo. Es un suceso humano dialéctico. Es decir: inacabado, persistente, cambiante. Se ha dado, se da y continuará dándose en consistentes e irrompibles procesos, retroalimentándose en sus propias afirmaciones y negaciones generacionales; y, lo que es más expectante y suscitador, superviviendo sobre la base de esa proverbial tradición de ancestro inmemorial cuajada de logros indiscutibles y de protagonismos epónimos y perdurables.

Es preciso que los lojanos convengamos en ver, en el amplio espectro del fenómeno musical, así como en su devenir y desarrollo multifacético e imprevisible, uno de los quehaceres, con rango de fortaleza, de desarrollo y sustentabilidad de identidad, a la vez que vértebra angular de unidad provincial y medio eximio de educación ciudadana. Nada temerario resulta pronosticar que el aporte investigativo de campo del libro del maestro Vicente Jaramillo Fierro, a través de sus connotaciones analítico-críticas, al igual que de su metodología sustentada sobre la base del criterio taxonómico generacional, documenta y da fe, en nivel significativo y con sabor a suficiencia, el mérito que le asiste a Loja para ser consolidada, a nivel internacional, como “Ciudad Creativa de la Música”. Es un libro pionero y, en cuanto tal, está llamado a trascender como lo que realmente es: una “memoria histórica” testimonial y coherente de un quehacer humano ennoblecedor de lo que es y significa la lojanidad.

Autores, compositores, intérpretes, productores, difusores y usuarios, entre otros,  son elementos protagónicos esenciales en la compleja y cambiante dinámica de esa impredecible e inagotable “Construcción Social” –en el decir del autor- que es la actividad musical. Lo dice Edgar Williams, “La música no está fuera del hombre sino en el hombre”. En razón de ello, le encarecemos al lector que, al adentrarse en sus páginas, lo haga a sabiendas de que el autor, a más de trabajar con ahínco y hombría de bien en un proyecto de sincera y plausible lojanidad, lo ha hecho también desde su don y competencia de autor, compositor, intérprete y maestro. Piénsese en lo dicho por el pianista cubano Frank Fernández, “se puede llegar al alma solo creyendo”.