La lucha contra las estructuras del crimen organizado en Ecuador suma nuevos capítulos. En declaraciones brindadas en el marco del último operativo de seguridad ejecutado por la Policía Nacional y Fuerzas Armadas, el ministro del Interior, John Reimberg, reveló que existen “cuatro blancos más” que están siendo investigados y que formarían parte del círculo cercano de Adolfo Macías Villamar, alias Fito, cabecilla de la organización delictiva Los Choneros.
“Tengo cuatro blancos más que estamos investigando y son parte del mismo círculo de alias Fito”, afirmó con contundencia Reimberg ante medios de comunicación, en medio de la tensión generada por la reciente detención de familiares directos del líder criminal.
Una red que aún no se desmantela del todo
Las declaraciones del ministro se dan tras el operativo ejecutado el pasado fin de semana, que terminó con la detención de familiares cercanos de alias Fito, entre ellos su cuñada y otros presuntos colaboradores clave. El operativo forma parte del plan integral de seguridad del Gobierno Nacional en el contexto del conflicto armado interno que enfrenta el país, declarado oficialmente en enero de este año.
Aunque no se revelaron nombres específicos, Reimberg dejó claro que los cuatro investigados están siendo objeto de vigilancia especializada, y que serían piezas estratégicas en las operaciones logísticas, financieras o comunicacionales de la estructura criminal que ha sembrado terror en múltiples provincias del país.
Del poder al cerco
Alias Fito, quien se fugó de la cárcel Regional de Guayaquil en enero, ha sido considerado durante años uno de los delincuentes más peligrosos del Ecuador, no solo por su liderazgo en Los Choneros, sino por su capacidad de operar redes dentro y fuera de las cárceles. Su fuga desató una ola de violencia que incluyó atentados con explosivos, asesinatos selectivos, toma de canales de televisión y amedrentamiento a jueces y fiscales.
Desde entonces, el Gobierno ha incrementado los operativos, declarando la existencia de más de 20 organizaciones terroristas y ejecutando estrategias conjuntas con países vecinos para su captura. Sin embargo, la estructura de apoyo familiar y económico de Fito ha resultado ser uno de los mayores desafíos.
“El Estado está trabajando con inteligencia, estrategia y legalidad. La prioridad es desmantelar el soporte que mantiene con vida a estos grupos criminales. No basta con capturar al líder: hay que cortar los tentáculos”, agregó Reimberg.
La conexión familiar como núcleo de poder
Expertos en seguridad coinciden en que una de las estrategias más efectivas en el combate al crimen organizado es atacar las redes de protección construidas desde el entorno íntimo de los cabecillas. Familiares y allegados no solo cumplen funciones logísticas; también son claves en el lavado de activos, traslados de armas o dinero y en transmisión de órdenes al interior de centros penitenciarios.
El reciente golpe contra los allegados de alias Fito confirma esta teoría y marca un giro en la narrativa del Estado: ya no se trata solo de atrapar al cabecilla, sino de demoler la estructura que lo mantiene.
¿Y ahora qué?
El anuncio del ministro genera expectativa y presión. Mientras el país exige resultados, las instituciones de seguridad enfrentan el reto de sostener investigaciones que respeten el debido proceso, que sean contundentes en pruebas y que conduzcan a sentencias firmes.
El cerco a Fito se cierra, pero con cada avance también crece el riesgo de nuevas reacciones violentas. Por eso, los operativos se mantienen bajo alto nivel de reserva y protección.
Reimberg ha dejado claro que el combate no se detendrá:
“Vamos por todos. La delincuencia organizada no tendrá descanso. Vamos a recuperar el Ecuador”.