El Ministerio del Ambiente confirmó la presencia de fauna afectada. Se investiga el origen del contaminante y se elabora un informe técnico para establecer responsabilidades y aplicar sanciones.
Un derrame de hidrocarburo registrado en un ramal de la Reserva de Producción Faunística Manglares El Salado, en la ciudad de Guayaquil, ha encendido las alarmas de las autoridades ambientales. La ministra del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), María Luisa Cruz, confirmó que el hecho se produjo en un sector sensible del ecosistema y que ya se han desplegado brigadas de atención inmediata para contener el impacto.
“He dispuesto la verificación inmediata del área afectada a través de un sobrevuelo y un recorrido fluvial. Se contará con un informe técnico que permita tomar acciones urgentes”, declaró la ministra en un comunicado oficial. El MAATE confirmó que, tras conocer la alerta, activó su protocolo de emergencia con el apoyo de múltiples instituciones.
Respuesta inmediata: contención del derrame y monitoreo técnico
La intervención inicial estuvo a cargo del equipo de guardaparques de la RPFMS, en coordinación con el Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, quienes desde tempranas horas instalaron barreras absorbentes para contener la mancha de hidrocarburo y evitar su expansión hacia otros sectores del manglar, uno de los más importantes del litoral ecuatoriano.
Paralelamente, se realizó un sobrevuelo y un recorrido fluvial por la zona, con el fin de verificar la magnitud del daño ambiental y coordinar acciones correctivas. Personal técnico de Interagua, EP Petroecuador, el Municipio de Guayaquil, y la Agencia de Regulación y Control del Agua (ARCA) se unieron a las tareas de monitoreo y análisis.
ARCA efectuó la toma de muestras del agua para determinar el tipo específico de hidrocarburo involucrado. Según los indicios preliminares, el producto derramado sería aceite quemado, cuya presencia fue detectada en sectores cercanos a Kennedy Norte y Urdesa, zonas urbanas colindantes con el ecosistema de manglar.
Impacto ambiental: fauna afectada y necesidad de respuestas firmes
Durante la inspección del área, se evidenció la presencia de fauna afectada por el derrame, una señal crítica que pone en relieve la fragilidad del ecosistema y la urgencia de implementar medidas de restauración.
Los manglares de El Salado son hogar de múltiples especies de aves, crustáceos y reptiles, muchas de ellas en riesgo por su sensibilidad a contaminantes. El contacto con hidrocarburos puede alterar la cadena alimenticia, afectar la calidad del agua y provocar efectos a largo plazo en la biodiversidad.
Frente a esta situación, el MAATE anunció la elaboración de un informe técnico detallado, que permitirá establecer con precisión los daños generados y sentar las bases para determinar responsabilidades legales y ambientales.
Además, el ministerio ha solicitado al ECU 911 el acceso a las grabaciones de las cámaras de videovigilancia ubicadas en las inmediaciones del sector afectado, a fin de identificar a los posibles responsables del derrame y proceder con las denuncias correspondientes, conforme a la normativa ambiental vigente.
Un llamado a la responsabilidad ciudadana
El Gobierno Nacional, a través del MAATE, reiteró su compromiso con la protección de los recursos naturales y la respuesta rápida ante emergencias ambientales. La ministra María Luisa Cruz hizo un llamado a la ciudadanía para actuar con responsabilidad, recordando que los daños al ambiente son irreparables e imprescriptibles.
“Nuestro deber es proteger los ecosistemas para las futuras generaciones. No permitiremos que hechos como este queden impunes. Se tomarán todas las medidas necesarias para restaurar el área y sancionar a los culpables”, enfatizó Cruz.
Contexto: importancia de los manglares de El Salado
La Reserva de Producción Faunística Manglares El Salado es una de las áreas protegidas más importantes de la Costa ecuatoriana, que abarca aproximadamente 3.900 hectáreas y alberga una rica biodiversidad. Es también un ecosistema clave para la protección de la línea costera, la mitigación del cambio climático, y el sustento de comunidades pesqueras tradicionales.
Este ecosistema ha enfrentado múltiples amenazas en las últimas décadas, incluyendo la urbanización descontrolada, la contaminación industrial y ahora, este tipo de incidentes que ponen en jaque su integridad ecológica.
Las autoridades mantienen el derrame bajo control, mientras continúan las labores de limpieza, monitoreo técnico y levantamiento de evidencias. La elaboración del informe oficial será clave no solo para las sanciones administrativas o penales, sino también para orientar las acciones de restauración ecológica que permitan recuperar la salud de la zona afectada.
Este incidente subraya la necesidad urgente de fortalecer los controles ambientales, reforzar la educación ciudadana, y aplicar una política firme de prevención y sanción ante delitos ecológicos. La vigilancia continúa, y el país espera respuestas contundentes frente a este nuevo atentado contra su patrimonio natural.
