Promocional

El quehacer literario lojano en la dinámica cultural republicana y Latinoamericana

Jaime Enrique Celi Correa

El 2024 se puso en circulación el libro biográfico del Dr. Rubén Ortega Jaramillo con el enfoque especial en su administración municipal acontecida, por votación popular, entre 1970 y 1974

 En expresión cargada de afecto, empatía y entrañable acogida de paisano, Alejandro Carrión Aguirre, al referirse al Dr. Rubén Ortega Jaramillo, dijo que era el hijo de “Alma Lojana”, en alusión encomiosa y evocadora a don Emiliano Ortega Espinosa, padre biológico del Dr. Rubén y padre espiritual del inmemorial poema de  la misma denominación, escrito en Cuenca en 1929, al ritmo y melodía de la magistral partitura musical de la autoría de Cristóbal Ojeda Dávila, el maestro quiteño nacido en 1906 y fallecido trágicamente en su ciudad natal en 1936, quien se radicó, por algún tiempo en la ciudad de Loja viviendo y ejerciendo su ministerio musical en la dinámica de una armónica y suscitante interacción con los maestros de la Época de Oro de la música lojana.1  

La razón no pide fuerza: para hablar del Dr. Rubén Darío Ortega Jaramillo hay que sintonizarse con los elementos más arraigados de la lojanidad, esa virtud genética, inagotable, infinita de esencia y connotación telúrica, étnica, cultural, cívica, y, sobremanera, proverbialmente humanista. Ello debe ser así por la sencilla razón de que él no vivió, y si le ocurrió habría sido por corto tiempo, la amargura estigmatizante de los desarraigos. Por el contrario, a él le aconteció lo que a la semilla aquella de la que brotó la encina robusta, sombreadora y productiva en cuyo ramaje y espesa fronda “anidaron las aves del cielo”. Su permanencia y arraigo en su natal Loja ha sido y continúa siéndolo un imperativo con visión y misión de proyecto de vida de gran y perdurable aliento vivido con intensidad y de manera profunda, en el transcurso de su prolongada existencia con aroma y consistencia nonagenaria aún persistente. Es que el Dr. Rubén, conocedor, como era, de la letra del poema-pasillo “Alma Lojana”, tenía conciencia del significado de la última de sus estrofas, cuyos versos, con cariz de profecía, decían: “Cuando retorne llorando decepciones.- en pos de un seno en donde sollozar.- tal vez la muerte todo lo habrá acabado.-Seres extraños mi Loja habitarán.- solo el Zamora con migo llorará”. Por ello, Si bien alrededor de sus primeros treinta años dejó su ciudad natal para extrañarse y transitar por amplios y prometedores caminos de Sudamérica, no dudó, en ningún momento ni circunstancia, en desandarlos para retornar a su Loja entrañable y en ella, sembrase, crecer y dar frutos como persona, profesional, esposo, padre, ciudadano activo y comprometido con el progreso material de su ciudad y, sobremanera, con el crecimiento y desarrollo cultural de su colectivo social.

Es en la dimensión espacio temporal de Ser humano de carne y hueso -“polvo y ceniza”- del Dr. Rubén, como todos, peregrino irredento; si bien, como pocos, alentado por una indeclinable esperanza, que se sustenta y construye esta semblanza como hombre público, más que biográfica, testimonial de su gestión ciudadana, cultural y cívica de servicio a sus conciudadanos. 

A la Luz y acierto del principio anecdótico-normativo del vivir y obrar de don Miguel de Unamuno, “Yo soy yo y mis circunstancias”, la vida y obrar de nuestro personaje se nos manifiesta y revela, no entrampada, pero sí enmarcada también en una trama de circunstancias que, dada su formación familiar humanístico-trascendente, es meritoria y digna de ser, no solo rememorada y rescatada del olvido generacional, sino considerada y constituida como epónima y meritoria de evocación y trascendencia.

Al mencionar la gestión pública del Dr. Rubén Ortega Jaramillo en su condición de Alcalde de Loja, se impone, por su propio peso, la necesidad sentida de enmarcarla en el contexto global de su existencia como ser humano, a la vez que, como escritor de relato, poesía y ensayo científico, a más de funcionario público en su condición de Abogado de los Tribunales de la República y Doctor en Jurisprudencia. Súmase a ello, por una parte, su magisterio en la cátedra universitaria y, por otra, su actividad política en pleno uso de sus derechos constitucionales a elegir y ser elegido, sin ser menos importante y de trascendencia, su cultivo de la actividad musical, tanto en la creatividad compositiva, como interpretativo-instrumental.

En la cronología edilicia lojana, entre 1822, año inicial de la vida independiente y 1910, año cercano a la finalización del régimen liberal liderado por Eloy Alfaro, no hay registro de nombres de presidentes del Concejo Cantonal. Los hay, de seguido, desde 1910 hasta 1944, año último en el que el régimen municipal será administrado por un presidente, toda vez que, desde 1945, la dignidad cambia a denominarse “Alcalde”. En total, en el transcurso de los 201 años de vida institucional se han sucedido 54 presidentes municipales y 35 alcaldes. En la sucesión jurídico-democrática de estos últimos, el Dr. Rubén Ortega Jaramillo, ocupa el sitial N° 18. Su administración comprendió desde 1970, año de su elección democrática, hasta 1974, año el que, una vez concluido el mandato que le diera el pueblo lojano, lo declinó, de manera inapelable, ante el Jefe de Estado, General Guillermo Rodríguez Lara. Demuestra lo dichoel texto del siguiente telegrama:Por haber finalizado período fui elegido y para dejar en libertad Gobierno escoja sus colaboradores, presento excusa irrevocable continuar funciones alcalde. Att. Rubén Ortega Jaramillo.- Loja julio 29 de 1974”

El tiempo histórico de la vida y obra del Dr. Rubén, abarca 95 años de indeclinable y aún vigente trajinar. Y precisamente, es propósito de esta publicación registrar su cronología vertebrándola con su accionar amplio y diverso, todo él enfocado en la consolidación de una dinámica social de raigambre ancestral y de signo y sello humanista-cristiano. Sobremanera es aspiración familiar y colectiva sentida e impostergable el registrarla y testimoniarla ante la memoria histórica de las generaciones lojanas actuales y venideras. Es de desear que, con la presente publicación, la dinámica socio-cultural de Loja se documente, retroalimente de mejor manera y proyecte con mayor fuerza e intensidad de identidad en el contexto nacional e internacional.

Hay que dejarlo en claro: de principio, lo prioritario de este propósito editorial consiste en recopilar, organizar y difundir la obra pública ejecutada y desarrollada en la alcaldía del Dr. Rubén, a la vez que evaluarla y valorarla en la dimensión verdadera del desarrollo urbanístico de la ciudad de Loja, en los últimos cincuenta años de su historia. Más, como queda dicho, el servicio del Dr. Rubén al bienestar público es parte y se contextualiza en la totalidad existencial y anímica de una vida polarizada, motivada e inspirada en el sentimiento más puro y transparente de servicio a la lojanidad auténtica, entendida ésta como aquella dinámica social amplia y abierta, sin fronteras ni particularismos, sentida, vivida y protagonizada por ciudadanos nativos de Loja, ciudad o provincia, o en ellas naturalizados, que encarnan y viven el convencimiento de que la “Lojanidad” es un estado existencial de conciencia, a la vez que una manera de ser, pensar y actuar sustentada y dimensionada sobre la base de la inspirada visión e irrenunciable misión que implica el ser “hijos de Loja”, testada como mandamiento cívico y norma de vida, por Máximo Agustín Rodríguez en el Himno de la Ciudad. Las estimamos correctas en la siguiente relación lógica: Visión, “Somos hijos de Loja y debemos procurarle continuo adelanto, que no cese el cantar sacrosanto del trabajo que es vida y honor”. Misión, “Fomentemos las artes la industria, el saber tenga aquí su morada y la frente en sudor empapada solo sepa inclinarse ante Dios”

En esta dimensión, la presencia y el accionar del Dr. Rubén en la referida dinámica urbana de la Loja de las últimas cinco décadas del siglo XX y dos primeras del XXI ha sido protagónica, pragmática, persistente, suscitadora y ejemplar; y, en razón de ello, digna de ser constituida meritoria para el enriquecimiento, sustentabilidad y trascendencia de la memoria histórica del colectivo lojano, urbano, provincial y patrio.

Sin lugar a dudas, este libro es elemento esencial de lojanidad. Lo es por su contenido evocador de una vida enfocada, desde todo punto de vista, en el desarrollo material de la ciudad: Hidalga,  por la visión y misión de su origen, Mariana por su genética religiosa”, Señorial, por su estirpe geopolítica y cultural”, “Cuna de Artistas”, por su pléyade de músicos, plásticos, cultores de las bellas letras en prosa, verso y ensayo. El quehacer académico-científico, profesional, político, geopolítico y cultural del Dr. Rubén Ortega Jaramillo, sin lugar a dudas y con solvencia magistral, es elemento vertebrador-testimonial de esa lojanidad tan entrañable y querida de “Don Emilianito”, su padre, maestro y amigo de quien aprendió su “Apego a la justicia, su ponderación y nobleza”. Sin egoísmo, sin adulo, pero sí con sinceridad, aplomo y entereza, las actuales y venideras generaciones lojanas están llamadas a gritar con sus voces y a perpetuar en sus memorias los nombres de la pléyade de lojanos ilustres del ayer que vieron en su tierra nativa, a la madre nutricia que los ennobleció y dio prestigio al nacer en sus lares y al arrullar sus sueños con el vaivén sereno y sonoro de sus verdes saucedales.