En un rincón popular del norte de Loja, donde la vida transcurre entre calles de tierra, techos humildes y una comunidad luchadora, la cultura ha tocado la puerta. Esta vez no como un privilegio distante o como un espectáculo efímero, sino como una herramienta de transformación social. Se trata del proyecto cultural «La Casa es tu Casa», una iniciativa impulsada por la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión – Núcleo de Loja con el respaldo de CELEC EP, que ha convertido al barrio Tierras Coloradas en un verdadero semillero artístico.
Este proyecto se ha consolidado como un espacio abierto, gratuito e inclusivo que ofrece talleres artísticos y culturales para niños y adolescentes de la zona. La propuesta abarca formación en música, danza, teatro, pintura y expresión corporal, facilitada por artistas locales y gestores culturales que no solo comparten su conocimiento, sino también su compromiso con la niñez y juventud lojana.
🌱 Un proyecto con alma comunitaria
Desde su arranque, el proyecto ha sido recibido con entusiasmo por las familias del sector. Cada tarde, el bullicio de niños y niñas desplazándose al punto de encuentro cultural contrasta con el silencio que solía dominar antes. La alegría, la curiosidad y la creatividad han reemplazado a la rutina y al ocio pasivo.
El impacto ha sido notable: no solo se fortalecen habilidades artísticas, sino también valores como la disciplina, el respeto y la autoestima, claves para prevenir problemáticas como la deserción escolar, el consumo de drogas o la violencia intrafamiliar.
Según los organizadores, este programa nace de la urgencia de descentralizar la cultura y llevarla a los barrios donde normalmente no llega. “La cultura no puede ser un privilegio de las élites o del centro histórico. Tiene que estar en cada barrio, en cada niño que sueña con crear”, señala uno de los gestores del proyecto.
🧑🎨 Los talleres: arte para formar ciudadanía
Los talleres, que se imparten los fines de semana y algunas tardes entre semana, están dirigidos a menores de entre 7 y 17 años. No se requieren conocimientos previos ni recursos materiales, lo que rompe una de las primeras barreras de acceso. Cada grupo tiene una metodología participativa, lúdica y adaptada a las realidades del entorno.
Niños que jamás habían tocado un instrumento hoy sueñan con formar una banda. Adolescentes que nunca se habían subido a un escenario ahora ensayan sus primeras escenas. Madres y padres que antes miraban de lejos hoy se involucran como voluntarios, cuidando la logística, apoyando con refrigerios o simplemente celebrando los logros de sus hijos.
🤝 Alianzas que hacen posible el cambio
El apoyo de CELEC EP ha sido fundamental para dotar de insumos básicos a los talleres: instrumentos musicales, materiales de pintura, vestimenta para danza y teatro, así como recursos para el traslado de los instructores. Esta sinergia entre una institución cultural y una empresa pública es un ejemplo de cómo las alianzas interinstitucionales pueden generar impacto social real y medible.
Por su parte, la Casa de la Cultura ha ratificado su misión de democratizar el acceso a las artes, apostando por un enfoque de cultura comunitaria que reconoce la diversidad, la inclusión y la equidad territorial.
🎯 Una apuesta a largo plazo
“La Casa es tu Casa” no es una intervención momentánea; es una apuesta a largo plazo por el desarrollo cultural y humano. Existe ya una planificación para replicar el modelo en otros barrios vulnerables de la ciudad, como El Plateado, Motupe y Capulí Loma, así como en parroquias rurales como Malacatos o Vilcabamba.
El desafío ahora es sostener el proyecto en el tiempo, ampliar su cobertura y garantizar que más niñas y niños accedan a estos espacios. Para lograrlo, se busca comprometer también a la empresa privada, la academia y organizaciones sociales.
💬 Voces del barrio
Lucía, madre de dos pequeños que asisten al taller de teatro, comenta emocionada:
“Mis hijos antes pasaban en el celular o aburridos en casa. Ahora vienen corriendo a los talleres, se ríen, aprenden, y hasta me enseñan a mí lo que hacen. Este proyecto nos ha cambiado la vida.”
Jorge, uno de los instructores voluntarios, destaca:
“No es solo enseñarles a pintar o bailar. Es ayudarles a creer en ellos, a saber que pueden aspirar a más. El arte salva vidas, y aquí lo estamos viendo cada semana.”