Herbario “Reinaldo Espinosa” de la UNL: 79 años resguardando la riqueza botánica del sur del Ecuador
En un silencioso pero vital rincón de la Universidad Nacional de Loja (UNL), se conserva un legado que trasciende generaciones: el Herbario “Reinaldo Espinosa”. Con casi ocho décadas de existencia y más de 47.000 muestras vegetales resguardadas, este espacio científico no solo es un archivo natural, sino una fuente de conocimiento, identidad regional y patrimonio vivo de la biodiversidad del sur del Ecuador.
Un legado vivo de ciencia y territorio
Fundado en 1946 y registrado internacionalmente como Herbario LOJA, el espacio lleva el nombre de uno de los botánicos ecuatorianos más influyentes: Reinaldo Espinosa, pionero en el estudio de la flora andina. Su visión y amor por la botánica sentaron las bases para que este herbario se convirtiera en uno de los centros de referencia más importantes de la región andino-amazónica.
Actualmente, el herbario ha documentado 6.340 especies provenientes, en su mayoría, de las provincias de Loja, El Oro y Zamora Chinchipe. Estas muestras —recolectadas, disecadas y clasificadas bajo estrictos protocolos científicos— representan la complejidad y variedad de ecosistemas del sur del país, conocido como uno de los focos de biodiversidad más ricos del mundo.
Rigor científico al servicio de la biodiversidad
Cada una de las más de 47.219 muestras es el resultado de un proceso meticuloso: recolección en campo, deshidratación, curado, prensado, etiquetado y clasificación. Las etiquetas no solo consignan el nombre científico y común, sino también el lugar exacto de recolección, fecha, altura, tipo de vegetación y características botánicas específicas. Este trabajo convierte al herbario en una base de datos viviente que permite rastrear, comparar, proteger e investigar la flora local.
Voces que han hecho historia
A lo largo de su historia, científicos como Francisco Vivar Castro y el actual responsable del herbario, Zhofre Aguirre, han sido piezas clave en la consolidación y proyección internacional del archivo vegetal. Bajo su dirección, el herbario ha estrechado lazos con investigadores de universidades y centros científicos del mundo, promoviendo no solo la investigación, sino también el turismo académico y científico hacia Loja.
Aguirre destaca que este acervo “es más que una colección; es una herramienta estratégica para investigadores, técnicos y tomadores de decisiones en temas como manejo de recursos naturales, planificación territorial y conservación ambiental”. La base de datos, además, permite modelar la distribución de especies y simular escenarios frente al cambio climático, información esencial en tiempos de crisis ecológica.
Formación académica con raíces científicas
Más allá de su rol investigativo, el herbario cumple una función esencial como laboratorio formativo. Es el eje de prácticas académicas para estudiantes de las carreras de Ingeniería Forestal, Ambiental y Agronomía, quienes se forman con rigurosidad científica, fortaleciendo competencias que les han permitido destacar a nivel nacional. Los egresados de la UNL son hoy reconocidos como algunos de los botánicos más preparados del Ecuador, gracias a su experiencia directa con este centro de documentación viva.
El Herbario LOJA también ha sido pionero en la digitalización de colecciones botánicas del sur del país, lo que le ha permitido integrarse a redes como Symbiota, del Instituto Nacional de Biodiversidad, facilitando el acceso global a información científica generada en Loja.
Loja: Jardín Botánico del Ecuador
La riqueza documentada en este herbario reafirma por qué Loja es considerada el “Jardín Botánico del Ecuador”. La ubicación geográfica, la variedad climática y la conciencia ambiental de sus investigadores han hecho de esta provincia un epicentro del conocimiento botánico.
Sin embargo, el trabajo no está concluido. Zhofre Aguirre reconoce que aún falta mucho por documentar, especialmente en áreas poco exploradas o amenazadas por la deforestación, la minería o el cambio climático. “Cada expedición trae nuevas sorpresas. Hay especies que ni siquiera han sido descritas por la ciencia. Eso nos motiva a seguir”, sostiene.